Mediante una combinación de manometría y pruebas de impedancia, un equipo de investigadores pudo evaluar objetivamente la deglución y evitar la exposición a la radiación.
El método aun no está disponible, pero los investigadores esperan que algún día complemente o reemplace la fluoroscopía, que es la prueba estándar de la disfagia, o problemas para tragar, a pesar de los riesgos de la radiación.
"Aunque la dosis de radiación en una videofluoroscopía es pequeña, la preocupación por la exposición aparece cuando los pacientes necesitan repetir el test en el tiempo", dijo el doctor Taher I. Omari, de la University of Adelaide en Australia.
El uso de la fluoroscopía para evaluar la disfagia está limitado a la "interpretación subjetiva de información objetiva", agregó Omari. "Su valor depende de la habilidad y la experiencia del médico a cargo de evaluar las imágenes fluoroscópicas", añadió.
En el estudio, publicado en The American Journal of Gastroenterology, el equipo de Omari con colegas internacionales evaluó un método potencialmente más seguro y efectivo de analizar la efectividad de la deglución y el riesgo de aspiración.
El equipo estudió a 23 pacientes adultos y pediátricos con disfagia y varios trastornos, como parálisis cerebral y Parkinson, derivados a un examen por videofluoroscopía. Además, evaluó a 10 adultos sanos, también en los Hospitales Universitarios de Lovaina, en Bélgica.
Tras aplicar anestesia local y colocar un catéter, el equipo registró la fase faríngea al tragar con una manometría e impedancia durante 115 degluciones de bolos semisólidos.
Por cada deglución, el equipo también calificó los residuos de los bolos, después de que los pacientes los tragaran, mediante evidencias fluoroscópicas y analizó los perfiles de impedancia de la presión faríngea.
Con todas esas determinaciones, el equipo aplicó el índice de riesgo de deglución (SRI, por sus siglas en inglés) para medir la función general, y que Omari definió como "preciso, simple y predictivo".
Un residuo con SRI de 9 fue "óptimamente predictivo", con una sensibilidad del 75 por ciento y una especificidad del 80 por ciento.
"Nuestra técnica es menos recurso intensiva y se puede aplicar fácil al lado de la cama", dijo Omari. "Les proporciona a los médicos y los patólogos un sistema objetivo, no radiológico, de evaluar la función de deglución y el riesgo de aspiración en pacientes que no se pueden evaluar con videofluoroscopía", agregó.
El método también podría usarse como test complementario para guiar el diagnóstico y el tratamiento, y confirmar evaluaciones clínicas o fluoroscópicas.
Aun así, los autores insisten en que se necesitan más estudios para determinar su valor predictivo.
El equipo para realizar las evaluaciones con catéter existe desde hace años, según Omari. Actualmente, cuesta unos 100.000 dólares, pero el autor pronostica que la demanda y la competencia harán que el costo disminuya en la próxima década.
"El método para analizar estos registros no está disponible con los paquetes estandarizados que vienen con el equipo. Pero esperamos que llegue al mercado en el futuro", señaló el experto.
A Novel Method for the Nonradiological Assessment of Ineffective Swallowing
OBJECTIVES:
This validation study evaluates a new manometry impedance-based approach for the objective assessment of pharyngeal function relevant to postswallow bolus residue.
METHODS:
We studied 23 adult and pediatric dysphagic patients who were all referred for a videofluoroscopy, and compared these patients with 10 adult controls. The pharyngeal phase of swallowing of semisolid boluses was recorded with manometry and impedance. Fluoroscopic evidence of postswallow bolus residue was scored. Pharyngeal pressure impedance profiles were analyzed. Computational algorithms measured peak pressure (Peak P), pressure at nadir impedance (PNadImp), time from nadir impedance to PeakP (PNadImp–PeakP), the duration of impedance drop in the distal pharynx (flow interval), upper esophaghageal sphincter (UES) relaxation interval (UES-RI), nadir UES pressure (NadUESP), UES intrabolus pressure (UES-IBP), and UES resistance. A swallow risk index (SRI) was derived by the formula: SRI=(FI × PNadImp)/(PeakP × (TNadImp-PeakP+1)) × 100.
RESULTS:
In all, 76 patient swallows (35 with residue) and 39 control swallows (12 with residue) were analyzed. Different functional variables were found to be altered in relation to residue. In both controls and patients, flow interval was longer in relation to residue. In controls, but not patients, residue was associated with an increased PNadImp (suggestive of increased pharyngeal IBP). Controls with residue had increased UES-IBP, NadUESP, and UES resistance compared with patients with residue. Residue in patients was related to a prolonged UES-RI. The SRI was elevated in relation to residue in both controls and patients and an average SRI of 9 was optimally predictive of residue (sensitivity 75% and specificity 80%).
CONCLUSIONS:
We present novel findings in control subjects and dysphagic patients showing that combined manometry and impedance recordings can be objectively analyzed to derive pressure-flow variables that are altered in relation to the bolus residual and can be combined to predict ineffective pharyngeal swallowing.
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