Un grupo de investigación de la
Universidad de Leeds ha demostrado que la infección en el cerebro por el
parásito Toxoplasma Gondii, encontrado entre el 10-20% de la población del
Reino Unido, afecta directamente a la producción de la dopamina, mensajero químico
primordial en el cerebro.
Sus investigaciones son las primeras
en demostrar que los niveles de dopamina en el cerebro de los mamíferos pueden
ser afectados por un parásito.
A pesar de que la investigación ha
sido llevada a cabo con roedores, el Dr. Glenn McConkey, principal investigador
de la Universidad de Ciencias Biológicas, opina que estos nuevos
descubrimientos aportan una nueva luz en el tratamiento de pacientes con
enfermedades neurológicas relacionadas con la dopamina como, por ejemplo: la enfermedad
de Parkinson, la esquizofrenia o el trastorno de déficit de atención e
hiperactividad.
Esta investigación podría explicar
cómo estos parásitos manipulan el comportamiento de los roedores en beneficio
propio. Ratones y ratas infectados, pierden el miedo natural a los gatos,
incrementando las posibilidades de ser cazados y capturados, permitiendo al
parásito volver a su principal huésped y completar así su ciclo de vida.
En este estudio, financiado por el
Instituto de Investigación Stanley y la Fundación Dunhill, el equipo de
investigación descubrió que el parásito causa una producción y una eliminación
de dopamina mucho mayor en células cerebrales infectadas.
La dopamina es un químico natural
que retransmite los mensajes en el cerebro, controlando aspectos de movimiento,
cognición y comportamiento. Ayuda a controlar los centros del placer y
recompensa en el cerebro, y a regular respuestas emocionales como el miedo. La
presencia de un cierto tipo de receptor de dopamina está asociada con una
búsqueda de sensaciones, mientras que un déficit de dopamina provoca la enfermedad
de Parkinson
Estos descubrimientos fortalecen
estudios anteriores en los que el grupo de Dr. McConkey’s han descubierto que
el parásito codifica la enzima produciendo dopamina en su genoma.
“Basados en estos análisis, estaba
claro que T.Gondii puede organizar un incremento significante de la producción
de dopamina en células neurales,” señala McConkey.
“Los seres humanos son,
accidentalmente, huéspedes del T.Gondii, y el parásito podría acabar en
cualquier sitio del cerebro, por ello, los síntomas humanos por una infección
de toxoplasmosis pueden depender de dónde acabe el parásito. Esto podría
explicar la relación observada entre la incidencia de esquizofrenia y la
infección por toxoplasmosis.
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